lunes, 21 de febrero de 2011

NOSOTROS TENEMOS BUENA MEMORIA Y CON LOS BIENES CHA SE PORTABA ASÍ

La Chunta Aragonesista siempre a tenido muy buenos amigos, sobre todo aquellos que mediante la presión al Estado han buscado la ruptura y no el acuerdo, la memoria a veces es vaga por eso es bueno que recordemos la política que realiza CHA  hace unos años en lo referente a la defensa de los bienes.
 Por eso os enseñamos mediante este articulo en el diario Segre de  como la Chunta pasaba completamente de los bienes de Aragón diciendo que era un problema eclesiastico y no un problema de Aragón.


Los políticos son así tan majos y tan falsos, amigos de los catalanistas y de la imposición de una lengua que no es de Aragón, defensores a ultranza del retorno de los bienes de Aragón porque ahora vende políticamente pero antes pasando olimpicamente.

Esta es la política que nos ha tocado vivir, una política diseñada para captadores de votos y no para idealistas y amantes de la defensa de unos valores no tangibles.

 QUE NOS QUEDE CLARO PARA LAS CERCANAS ELECCIONES LOCALES Y AUTONÓMICAS POR QUIEN NO HAY NI QUE PENSAR EN DAR EL VOTO.

jueves, 10 de febrero de 2011

COMENTARIO: ¿DEMOCRACIA, POLÍTICOS, HONOR?

Desde hace tiempo se sospecha, hoy lo tengo constatado, que esta democracia que nos diseñaron a los españoles los hacedores de reyes, es un campo abonado para mediocres, estos abundan como hongos camperos e invaden las más altas cotas y terrenos de la política.

En estos momentos tal certeza se cumple como absoluta en los predios hispanos y se puede extender la creencia a toda Europa, así como a todas las democracias del mundo. Son muchos los estúpidos llegados a la política que no saben articular palabra y dar un paso a la vez, ni a la inversa, como se decía en Estados Unidos de aquel que llego a la Presidencia desde, creo, una plantación de cacahuetes y aún vive.

Aquí en España, la mediocridad está instalada de arriba abajo, desde la Zarzuela, pasando por la Moncloa, llegando al Pignatelli y hasta el ayuntamiento pedáneo de Guarramelón de la Medianía. La clase política, con las excepciones de siempre que confirman la regla, es tan limitada y vulgar en sus valores que entre otros males y daños han puesto la nación a la que pertenecen al pie de los caballos, vamos en riesgo real de destrucción. Entre otros males y daños, digo, porque son muchos los infligidos a aquélla por la mediocridad de tanto mentecato netido a político.

La mayoría de estos individuos que se dedican a la red pública no la sienten como vocación, como un servicio al pueblo, del que se extrae su dignidad, su orgullo y hasta su pequeña, permisible y aceptada vanidad.
Y es que el honor, es el carné de identidad del alma, no es precisamente su primer atributo. ¿Qué es eso del honor? He ahí una pregunta que apenas se hace nadie esta sociedad, en la que la cartera, la bolsa, la faltriquera, las alforjas de la pastizarra, han ocupado su lugar.

Tan entredicho está hoy el honor que hasta un famoso locutor de radio, valiente por otro lado y tozudo como buen aragonés, sin pelos en la lengua, de vez en cuando se pregunta que es eso del hoinor cuanod alguien lo saca en su defensa. A mí me parece que es preguntar por un valor, un principio, una condición, un atributo, un patrimonio, que se tiene o no se tiene. Es un acicate, es una flecha que le marca la dirección hacia el horizonte del deber. Es un mandamiento del alma para no caer en la indignidad. Es, en definitiva: "La cualidad que impulsa al hombre a conducirse con arreglo a las más elevadas normas morales"

Tener honor, es cumplir con uno mismo para y por respeto a los demás, es acatar las leyes justas; como es combatir, con todas las consecuencias las injustas. El honor es plantarse frente al poderoso indecente, malvado y sobervio, como es defender la hunilde digno y nunca al indignante humilde.

Llegamos por tanto a la conclusión de que los mediocres son peligrosos cuando ignoran sus propios límites y la mediocridad entonces, se convierte en osadía, lo que viene  a ser cierto aquel refrán de que no hay nada más atrevido que la ignorancia. Y en política, un mediocre osado es un peligro público.

Lo cierto es que la democracia paga muchos tributos a su propia generosidad y envergadura. Es un sistema tan abierto que hasta los analfabetos funcionales son libres de decir las mayores bobadas sin censura. Es más los verdaderos intelectuales, los capaces, pueden quedar sepultados por el magna inmenso de la mediocridad rampante e imperante. Por eso la elegancia intelectual y el desprecio a la plebeyez hace que los dotados dejen el hueco al ejército de indoctos y mediocres que toman al asalto la ciudadela de la democracia. Es el momento en el que barbaries, es elevada a la categoría de ninfa meretriz de la libertad.